martes, julio 10, 2007

Viaje al Sáhara (III): Casablanca

Tras conocer Rabat, enfilamos de nuevo en tren, camino hacia el sur a unos 150 kilómetros; dirección: la mayor urbe de Marruecos, Casablanca.

Casablanca desde la de la estación

Casablanca es la mayor ciudad de Marruecos y una de las tres más grandes de África. Con casi 9 millones de habitantes, es la capital económica del país. Casi todas las industrias marroquíes están aquí afincadas, así como las empresas que invierten en Marruecos. Y a pesar de esto, como dice el dicho, no es oro todo lo que brilla.... En esta tremenda urbe, habrá barrios de todo tipo: lujosos, viejos, humildes, etc., pero yo sólo ví el propio centro de la ciudad, atravesado por la Avda. Mohammed V (sí, como Rabat se ve que allí es como las Avdas. o Plazas de España aquí). Y a pesar de que podía ser una ciudad muy interesante por la cantidad de edificios coloniales franceses que conserva, la dejadez, la suciedad, y la desidia la han convertido en una ciudada incómoda para la visión del visitante.


Casas Coloniales en el Bulevar Mohammad V

Aspecto descuidado de la ciudad

Más casas coloniales degradadas
No todo es gris y descuidado. Correos y Telégrafos
Así es no lo quería nombrar así, pero el encanto de Casablanca está sólo en el nombre de la ciudad y en la película. Casablanca es una ciudad fea, sucia, enormemente descuidada, y encima en muchas zonas algo maloliente. Quizá sea porque veníamos de Rabat o porque se parte con la idea del encanto que destila el nombre de Casablanca, la ciudad decepciona muchísimo. Pero bueno siempre de lo malo se saca algo bueno ¿no?, pues aquí tambien.


Puerta de entrada a la ciudadela de la Medina

Zoco de la Medina

La ciudad está salpicada de viejos edificios coloniales franceses, últimos restos de la Casablanca que veíamos en la película de Víctor Fleming. Se aglutinan especialmente en la zona baja del centro, cercano ya a la Medina. La Medina, aún amurallada, es otro lugar interesante de la urbe. Dentro podemos ver el zoco, y quedarnos encantados por la maraña de callejuelas estrechas y pequeñas, que con las tiendas parece que se haga de noche. Multitud de pequeños restaurantes asoman en estas calles, en uno de los cuales me ventilé un delicioso Tajín de ternera. El tajín es uun plato típico marroquí que consiste en un asado de carne, verduras y patata, bastante espaeciado todo ello, y cocinado en barro. El placer de desgustarlo solo es comparable al de verlo u olerlo (verlo lo podeis ver en la foto).

Tajín de ternera con una ensaladita y rica torta de pan

Tras la comida, andamos para bajarla y llegamos al mismísimo Puerto de Casablanca, el más importante de África, desde ahí enfilamos recto para visitar la Gran Mezquita de Hassam II. Antes de llegar a ella, obligado sitio de paso: el Rick's Café, el lugar donde la realidad y la ficción de esta ciudad se tocan (seguirá tocandola aún Sam?).


Rick's Café de Casablanca

Gran Mezquita Hassan II

La Gran Mezquita de Hassan II. La mayor y más lujosa mezquita de todo el Islam. Imponente edificio que tardó unos 10 años en construirse. El más importante monumento de la ciudad a pesar de contar apenas con una década de vida. Para su construcción se importaron materiales desde lugares remotos del continente. Su alminar, puede verse casi desde cualquier parte de Casablanca. Su fachada noroeste se mete en el océano. Una de las edificaciones más impresionantes que el ojo humano puede ver, y quizá gran razón para visitar Casablanca. Las fotos os detallarán mejor el monumento, con palabras es difícil describirlo.


Cuerpo de la Mezquita y arcada principal


Imponente alminar


Exótica imagen

Una vez visto el edificio, y aún boquiabiertos, volvimos a la Gare de Casa Voyageurs (u sea la Estación de trenes para pasajeros), para coger el tren que nos llevara al Aeropuerto Mohammed V de Casablanca, que dista del centro uno 85 kilómetros (para que os deis cuenta de lo vasto que es esta ciudad), para allí, coger el avión y poner rumbo a Sáhara Occidental, a El Aaiún.
Un saludo.

jueves, julio 05, 2007

Viaje al Sáhara (II): Marruecos: Tánger y Rabat

Buenasss!!

El viaje dió comienzo en la noche del viernes, llegando a Algeciras de madrugada con tiempo para echar una cabezadita antes de coger el Ferry dirección Tánger. Hacia el mediodía, pisábamos tierras africanas.


Tánger


Tánger es una ciudad que lo primero que llama la atención desde que la ves aún en el barco, es su luz. Una onda de casas encaladas y blancas sólo alteradas por los alminares de las mezquitas; una forma de darte cuenta de una vez que estás en otro lugar completamente distinto a lo que conoces. Apenas pude ver demasiado de esta ciudad, pues nos dirigimos rápidamente a la Estación de ferrocarriles para dirigirnos hacia Rabat, pero lo que ví, me gustó. Avenidas con casonas coloniales españolas, calles dinámicas cargadas de comercios y lugares de ocio. La puerta abierta de una gran Marruecos que en nada tiene que ver con lo que guarda dentro.


Casas coloniales en una avenida de Tánger


Y es que el viaje en tren me desveló el gran secreto. Marruecos es un país con unas tremendas desigualdades, en nada se parecen las ciudades de la costa, las grandes ciudades del oeste al interior del país. En la costa, ciudades dinámicas, modernas, una sociedad avanzada en costumbres y actitud; el interior, cerrado, dejado, compuesto por ciudades abandonadas a su suerte en medio de áridas llanuras, decrépitas. Todo es desigual en Marruecos, todo es extremista, empezando por ser un país autoritario que avanza socialmente.


Ciudad del interior marroquí


Rabat. La capital. Construida por los almorávides. La moderna capital marroquí que sustituyó a la anciana Marrakech. Rabat es una ciudad moderna, cosmopolita, lugar donde convergen todas las nacionalidades del continente africano. También muy occidentalizada, se ven las mismos pañuelos en las cabezas de las mujeres que generosos tops y escotes, las mismas chilabas que ropa hip-hop. Pero lo que me gustó es su encanto, hay un aire que la hace distinta. Lo primero es su olor, un dulce olor a especias que impregna toda la ciudad, unos habitantes que viven en la calle, una luz especial. Limpia, invita a perderse en sus calles y caminar en sus amplias avenidas. Lo bueno de Rabat es que brinda la posibilidad de disfrutarla sin importar tu presupuesto; puedes comer en restaurantes por 2 euros que por 80, hay de todo tipo de todos los gustos. Eso me lo dijo alguien allí, lo bueno de la ciudad es que se adapta a todos sus habitantes y visitantes. Puedes dormir en hoteles muy decentes por 10 euros la noche en pleno centro de la capital.

Bulevar Mohammed V


Parlamento de Marruecos


Correos y Telégrafos


La ciudad se articula en torno al Bulevar Mohammed V (abuelo del actual rey), sitio donde se sitúan casi todos los edificios públicos y gubernamentales marroquíes. Al fondo de esta avenida, la Medina, la ciudad vieja, en cuyo zoco, la noche oferta un auténtico espectáculo de los sentidos. Tiendas y puestos permanecen abiertos hasta horas muy tardías, vendiendo culquier tipo de artículo. Todos los olores se mezclan, ahora a especias, ahora a madera, ahora a cuero, ahora a carne asada.....pasas indistintatemente por una zapatería, un puesto de frutos secos, uno de comidas, o uno de dátiles. Todo un triunfo al sentir humano, que le den por saco a la frialdad del Carrefour (aunque lo de la carne en estos zocos, sigo sin verlo....). Antes de ello, multitud de terrazas se abren para el fresco de la noche, donde, créanlo, podeis ver a marroquíes disfrutando de una buena cerveza o vino. Un ejemplo más de la apertura social del pueblo marroquí.

Zoco de Rabat

Dátiles


Típica carnicería en el Zoco

En fin, el primer día fue sensacional, con los ojos bien abiertos, todo era desconocido. E incluso ni nos acordábamos del viaje en tren, viaje que nos enseñó el interior del país y conocerlo de verdad, mientras añorabamos algún aparato de aire acondicionado que nos refrigerase en los áridos campos del interior a las 4 de la tarde a 35º. Lo siguiente, Casablanca le dedicaremos un capítulo propio.

Voy a ser pesao ¿eh?. Pasad buen día.

lunes, julio 02, 2007

Viaje al Sáhara (I): Introducción


Buenas a tod@s.

Hace solo unas 38 horas que regresé de un largo y agotador viaje de regreso (pero no por ello apasionante) desde Dakhla, ciudad sahariana situada a uno 2.400 kilómetros de Badajoz; más lejos que Parísk, dos días de camino....


Como algunos sabeis esta pasada semana tuve la suerte de ser invitado por una asociación marroquí (no puedo llamarla saharaui) a un viaje por la ex-colonia española, un viaje que sin duda marcará mi personalidad durante bastante tiempo. Pero antes de contaros venturas y desventuras de la travesía, os voy a introducir un poco en el contexto.


Sáhara Occidental es un territorio indefinido internacionalmente. Hasta 1976 fue colonia y provincia española; el éxito de la Marcha Verde de Hassan II, la enorme debilidad del franquismo y la chapucería que en general definía el gobierno de la dictadura, provocó una patética "huida" del territorio por parte de la administración española tras los Acuerdos de Madrid.


El vacío de poder permitió la entrada en el territorio de tropas marroquíes y mauritanas que se repartieron en territorio; es cuando el Frente Polisario, grupo político-militar de corte socialista encabeza la lucha contra los invasores en pos de la independencia saharui. Inicialmente exitosa, provoca la retirada de Mauritania, pero no de Marruecos que comienza una despiadada represión y lucha contra el Polisario. Es el inicio de los refugiados en Argelia, del exilio de miles de saharauis, de la brutal represión marroquí y la colonización del territorio ilegalmente ocupado.


Los años pasaron y el alto el fuego polisario de 1992, tampoco ha servido para acercar posturas. En la actualidad, auspiciado por la ONU se debate el futuro del Sáhara, entre la propuesta marroquí (autonomía dentro de la integración en el Reino de Marruecos) y la propuesta Polisaria (referéndum para decidir el futuro de Sáhara). Es posible que se llegue al acuerdo autonómico, pero hasta entonces tenemos dos Sáharas: una Sáhara ocupada y colonizada por Marruecos, donde poco queda del vestigio español y tendente a la asimilación, y una Sáhara independiente, cuyo territorio es el desierto y los campamentos de refugiados, pero que conservan toda la cultura y esencia del pueblo saharaui (incluido el idioma castellano). Ambas Sáharas están separadas por un muro de hormigón levantado por Marruecos para contener al Polisario.
Así es la Sáhara de hoy en día, una Sáhara que hemos visitado y que os iré desengranando en varias entregas, jejeje, porque el viaje tiene mucha miga, pero iremos poco a poco. De momento os dejo con la intriga y el avance del siguiente capítulo: primera parada Marruecos, Tánger, Rabat y Casablanca.
Un saludo y buen día.